Jardines de la Reina, declarado Parque Marino en 1996, es uno de los últimos arrecifes vírgenes del Caribe y un ejemplo único de cómo eran estos ecosistemas en su estado original. Sus paredes cubiertas de esponjas de colores, corales negros, gorgonias, manglares y praderas marinas forman una red frágil y extraordinariamente rica que mantiene una biodiversidad excepcional y una visibilidad que supera los 40 metros.
Aquí es habitual encontrar grandes poblaciones de tiburones (sedosos, grises y nodriza), enormes meros, pargos y bancos de sábalos, y también es uno de los pocos lugares del mundo donde existe la posibilidad de hacer snorkel con cocodrilos de forma segura y regulada por el operador autorizado. Además, este santuario natural funciona como refugio para decenas de especies de aves migratorias y solo permite la operación de una empresa para proteger el ecosistema. Un destino realmente único tanto dentro como fuera del agua.







